Una de las preguntas que más hace dudar a los ganaderos es si merece la pena adquirir cerdas hiperprolíficas para su granja. Las razones de tipo económico son las que suelen decantar la balanza en un sentido o en otro. Pero puede que la respuesta esté en nuestra propia granja.
El equipo formado por Satomi Tani, Carlos Piñeiro y Yuzo Koketsu ha realizado un estudio para determinar la relación entre el potencial de las cerdas hiperprolíficas con el tipo de granja en el que se alojan. Analizaron 419.290 cubriciones a lo largo de toda la vida productiva de 85.096 cerdas en 98 granjas españolas.
Los datos se han clasificado en función de la productividad de la cerda y del tipo de granja. Las cerdas se han clasificado en 3 grupos según su resultado al primer parto. Por otro lado, las granjas se han clasificado en 3 grupos dependiendo de su producción.
Puedes leer los resultados en el artículo publicado en la web de 3tres3: